Conoce la Sidrería Manolo Jalín
Un Legado de Sabor y Tradición desde 1938
Desde los días de Manolo Jalín hasta la dirección actual de su biznieto Mario, hemos mantenido viva la llama de la gastronomía asturiana con orgullo y dedicación.
En el corazón de Siero, se encuentra nuestra sidrería familiar, donde cada plato cuenta una historia y cada sorbo de sidra es un homenaje a nuestras raíces
Nuestra Historia
En 1938, en plena guerra civil española, Manolo Jalín abre su restaurante para ofrecer la mejor sidra y los mejores platos en Pola De Siero, el corazón de Asturias, capital minera, famosa por sus fiestas, y riqueza natural, por su gente abierta y su hospitalidad.
Desde Manolo Jalin, el restaurante ha ido pasando por sus hijos, nietos y biznietos, cuidando las tradiciones, mimando a sus clientes generación tras generación, fomentando la esencia de la hostelería y la gastronomía asturiana, ensalzando la calidad de sus productos naturales, con cocina antigua, tradicional y auténtica.
Mario, es la cuarta generación y ofrece todos sus servicios con el mismo cariño que el fundador.
Puede venir a degustar la más deliciosa fabada, el mejor cachopo, la carne guisada, el rabo de toro, arroces, mariscos, y por supuesto la mejor sidra de Asturias
Conoce al equipo
Dirección del restaurante
Mario Jalín
La pasión de Mario por la gastronomía asturiana es auténtica.
Ha dedicado su vida a perfeccionar las recetas tradicionales, asegurándose de que cada plato servido en su casa sea un homenaje a sus raíces.
Bajo su dirección, la Sidrería Manolo Jalín no solo mantiene viva la llama de la tradición, sino que también innova, ofreciendo a sus clientes una experiencia culinaria que combina lo mejor de lo antiguo con un toque actual
Jefa de cocina
Isa
Hace 20 años, una joven chef apasionada por la cocina asturiana cruzó las puertas de la Sidrería Manolo Jalín.
Desde entonces, ha trabajado incansablemente para llevar a la mesa los sabores auténticos de Asturias, ganándose el respeto y la admiración de colegas y clientes por igual.
Su nombre se ha convertido en sinónimo de excelencia y compromiso, y su influencia en nuestra cocina es innegable